Cuando el amor lastima
El abuso emocional es un problema mucho más frecuentado de lo que se cree y las formas en las que se presenta son tan cotidianas como sencillas. Entre tanta información orientada hacia el acto sexual en sí, muchas veces olvidamos tratar asuntos esenciales para las parejas como lo son el manejo de la autoestima y el desarrollo una relación lo más funcional posible.
El abuso emocional se puede identificar como el maltrato psicológico de una persona a otra y se presenta como un proceso continuo que actúa socavando el autoestima de la otra persona en cuestión. Este, al igual que cualquier otro tipo de abuso, es una forma de agresión y violencia aunque muchas veces no se evidencie físicamente.
Es importante distinguir los distintos niveles en los que puede darse el abuso emocional. Hay casos en los que se hace tan franco y espontáneo que cualquiera puede notarlo, pero, en otras ocasiones, los niveles son más sutiles. Aquí entran en juego las manipulaciones y los juegos mentales.
El abuso, entonces, se va provocando lentamente y se centra en atacar el autoestima de la otra persona. Entonces se debilita psicológicamente a la víctima con el fin de hacerla sentir insegura y también convencerla de que no tiene valor.
En esta labor lenta y cotidiana también se termina por quebrantar el equilibrio emocional de la víctima por medio de gestos, actitudes, comentarios críticos sobre su persona y en muchas ocasiones hasta se la ignora.
La persona víctima de abuso emocional termina por excusar a su pareja por lo que hace e, incluso, no lo llama abuso, sino merecimiento.
Las formas en las que se va desarrollando el abuso emocional en la pareja es a través de los mensajes doblescomo te amo-te odio.
Este cambio constante en lo que se quiere transmitir termina por confundir a la víctima, que se siente ignorada un día y al siguiente recibe una demostración de cariño, pero después la humillan o le muestran desagrado por su presencia.
La persona que sufre de este tipo de abusos tiene una necesidad de afecto sincero mayor que el resto, y eso es lo que la hace más vulnerable a este tipo de relaciones. Mientras que el abusador es una persona que necesita controlar a los demás, aunque no quiera que ello se note demasiado. Suele tener relaciones frías y superficiales como también muestra una doble personalidad ya que puede ser encantador y cruel a la vez. Los abusadores no siempre son conscientes del daño que causan ya que eligen ver sólo una parte de la realidad y, en muchos casos, han sufrido abuso emocional o negligencia en su familia de origen.
El abusador intentará que la víctima haga lo que él quiera ya sea mediante la dependencia económica o mediante juegos mentales y manipulaciones. No la dejará hacer cosas diciéndole que “no puede” por diversas razones, la hará sentir culpable de no ser comprendido, haciéndole creer que es insensible. En ciertos casos, los abusadores demuestran amor, comportándose totalmente posesivos y celosos. Y, entonces, la víctima decodifica esto como “Me ama, aunque se excede en las formas, pero lo hace porque me quiere proteger”.
Es importante ubicar dónde radica el problema principal porque este no se centra ni en el abusador ni en la víctima. Ambos pueden salir de ese círculo infernal tarde o temprano. El problema radica en aceptar estas conductas como normales, como algo cotidiano y común.